Por: Dra. Sarahy Contreras-Martínez (Universidad de Guadalajara – CUCSUR)
A principios de los años 90s, mis maestros, el Dr. Eduardo Santana C. y el Dr. William A. Calder III, me sumergieron en el fascinante universo de los colibríes. Junto a la Dra. Coro Arizmendi, compartimos una pasión que se convirtió en mi trayectoria vital. Este sueño, vislumbrado por Calder, se hizo realidad gracias a sus enseñanzas. La búsqueda de tecnología para rastrear colibríes comenzó entre 2010 y 2011, cuando exploraba opciones para innovar mi proyecto de investigación del doctorado en el Laboratorio SILVIS de la Universidad de Wisconsin-Madison. Inspirada por las migraciones de colibríes y las oportunidades del Western Hummingbird Partnership y Partners In Fligth (PIF), en 2019, en una reunión precisamente del Western Working Group-PIF en San Diego, David La Puma presentó la red Motus. En esa reunión, David y yo discutimos el sueño de rastrear colibríes. David, anillador de colibríes, anhelaba conectar transmisores a los colibríes Garganta de Rubí (Archilochus colubris), mientras yo, dedicada a décadas de estudio en México sobre los efectos de las perturbaciones en colibríes, esperaba rastrear al Zumbador Canelo (Selasphorus rufus). Aunque la tecnología actual no lo permitía, David prometió: ‘Un Pronto’.
Los ingenieros de Cellular Tracking Technologies (CTT) buscaron y probaron nuevas tecnologías. A principios de 2023, encontraron un chip que transmitía datos a 2.4 GHz. Utilizando este chip, diseñaron la etiqueta BlūMorpho, alimentada por energía solar y pesando 0.06 gramos. En la reunión de PIF de primavera de 2023, David me dio la noticia de que habían desarrollado un radiotransmisor lo suficientemente pequeño como para colocarlo sobre un colibrí. Durante la reunión anual de la Sociedad Americana de Ornitología en 2023, en Canadá, el radiotransmisor, al que CTT nombró BlūMorpho ya estaba en producción, y ahora tocaba ponerlo a aprueba.
Del 24 al 27 de enero de 2024, David y yo, junto con un equipo multidisciplinario planeamos probar el radiotransmisor en colibríes en la Estación Científica Las Joyas, en la Reserva de la Biosfera Sierra de Manantlán. Con más de un siglo de conocimiento y experiencia colectiva, nuestro equipo buscaba marcar un hito en la ornitología de campo, uniendo esfuerzos para avanzar en la investigación de los colibríes y sus migraciones. Este trabajo de investigación se realizó bajo el permiso de la SEMARNAT
SPARN/DGVS/00133/23.
Este equipo de investigación estuvo conformado por mí; el especialista en SIG Dr. Oscar G. Cárdenas-Hernández (Universidad de Guadalajara – CUCSUR); Michael Lanzone, líder mundial en telemetría y técnicas de arneses para fauna silvestre (fundador y director ejecutivo de CTT, Nueva Jersey, EE. UU.); el ecólogo en conservación y anillador de colibríes, Dr. David A. La Puma (vicepresidente de CTT, Nueva Jersey, EE. UU.); y el anillador de colibríes y fabricante de herramientas para anillar colibríes, Kyle Shepard (Director de la Coalición de Anillamiento de las Américas, Alabama, EE. UU.). Sumado a lo anterior, el equipo completo incluyó cuatro estudiantes de
posgrado de las maestrías en Manejo de Recursos Naturales del CUCSUR y del CUCBA, un estudiante de pregrado y una profesora del campus de la Universidad de Guadalajara- CUCBA; un fotógrafo y editor profesional (Orgánica Editores), dos técnicos de la Reserva de la Biosfera Sierra de Manantlán y un estudiante de preparatoria de Cape May Tech en Cape May, Nueva Jersey, Estados Unidos.
A todos ellos, les quiero agradecer por acompañarme en esta travesía y hacer este sueño una realidad. También quiero agradecer a la Universidad de Guadalajara y a las siguientes instituciones por su apoyo financiero y logístico, sin el cual este esfuerzo no hubiera sido posible: Estación Científica Las Joyas, Dirección de la Reserva de la Biosfera Sierra de Manantlán, Devil’s Mountain Audubon, Environment and Climate Change Canada, Klamath Bird Observatory y Cellular Tracking Technologies.